sábado, 22 de junio de 2013

La catástrofe de Chernóbil

Ayer vi un documental muy bueno en el canal Odisea sobre las consecuencias del accidente de Chernóbil en la zona contaminada o de exclusión. Y me llamó la atención que la fauna y la vegetación se han recuperado después de 27 años, a pesar de las altas dosis de radiación a la que están expuestos.  ¿Cómo es posible?  Y aún más sorprendente es que los ratones no presentan anomalías físicas aparentes, tales como mutaciones o malformaciones. Esto se debe a varias razones, según los científicos:

Para empezar, hay que aclarar que los animales que viven ahora son inmigrantes, es decir, que llegaron a la zona de exclusión después del accidente. Todos los árboles y animales que presenciaron el accidente murieron y los pocos que sobrevivieron desarrollaron mutaciones.

Los ratones, que han sido analizados por varios científicos, aunque tienen niveles altos de radiación en el interior de sus cuerpos, presentan un aspecto físico normal, y esto se debe según las conclusiones de los científicos a que están utilizando sistemas biológicos para contrarestar los efectos de la radiación. En concreto, lo que produce la radiación es lo siguiente: los átomos de sustancias radiactivas como el cesio penetran en la materia y destruyen parte de la estructura del ADN, básicamente. Lo que hacen los ratones con dichos sistemas biológicos es reconstruir el ADN dañado, con lo que no se destruyen sus tejidos y pueden sobrevivir. A mí me sorprendió mucho que la naturaleza sea tan inteligente, aunque es verdad que las reparaciones no siempre son perfectas. 

Pueblo abandonado situado cerca de Chernóbil

Pero no todos los animales tienen la suerte de los ratones. Las golondrinas se están viendo mucho más afectadas por la radiación. Los efectos visibles son: tumores, malformaciones (por ejemplo, un ala más corta que otra, lo cual afecta a su capacidad de vuelo) y decoloraciones del plumaje. Y la pregunta más evidente es: ¿Por qué las golondrinas sufren más los efectos de la radiación que los ratones? La respuesta, según lo que recuerdo y dicho de forma simple, es la siguiente: las golondrinas realizan viajes muy largos de África a Europa en sus migraciones, en los que agotan las sustancias de esos mecanismos biológicos para la reconstrucción del ADN que mencioné anteriormente, por lo que cuando llegan a Chernóbil no tienen suficiente de esas sustancias y padecen los efectos de la radiación. Además se reduce su esperanza de vida, y se cree que la población de golondrinas en Chernóbil se sostiene gracias a las grandes migraciones, porque  mueren en gran cantidad en la zona de exclusión.

Localización de Chernóbil

Otra cosa que me sorprendió es que hay un ucraniano que vive ilegalmente en la zona de exclusión, a tan solo 18 kilómetros de la central, por lo que se supone que tiene más probabilidades de desarrollar cáncer. Además, ese hombre come de lo que cultiva en un huerto situado allí, en el que quedan restos de uranio y todos esos materiales radiactivos que se liberaron en la explosión. Entonces, ¿cómo es que sigue en buen estado de salud aparentemente? La respuesta, según nos contó, es que cultiva una serie de plantas cuyos frutos presentan niveles bajos de radiación, casi admisibles. Esto lo demostró con un aparato para medir la radiación que tiene en un laboratorio situado en un antiguo edificio soviético. 

Zonas contaminadas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia.

Paradójicamente, ahora mismo hay más animales y árboles en los alrededores de Chernóbil que antes del accidente, ya que el ser humano ha deshabitado la zona. Sin embargo es indudable que Chernóbil fue una catástrofe, que no sólo afectó a las zonas cercanas a la central, sino a gran parte de Europa. Según el programa, el 3 % de la radiación a la que estamos expuestos actualmente proviene de Chernóbil. Afortunadamente como España se sitúa en el extremo occidental de Europa, mientras que Ucrania en la parte oriental, a los españoles no nos ha llegado prácticamente nada de radiación.

Yo creo que las centrales nucleares, como hemos visto en Chernóbil en 1986, y recientemente en Fukushima, suponen una amenaza para la naturaleza, por muy seguras que sean. Por suerte España no tiene muchas centrales nucleares, (pero sí térmicas, con lo que gastamos mucho petróleo y contaminamos la atmósfera, pero eso ya es otro tema) pero nuestra vecina Francia se abastece en un 90% por lo menos de la energía nuclear, por lo que si se produce un accidente allí, nos llega la radiación. Además, una cosa que me parece muy grave es que la radiación no desaparecerá de Chernóbil hasta dentro de cientos de miles de años. 

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